Bueno, resulta que con el cadáver aún calentito, podemos ver un pedazo de superproducción cinematográfica a costa del bueno de Jacko, Michael Jackson, la estrella alucinante del pop, rock y soul. Cuánto le deben Christina Aguilera, Timberlake y demás tropa. Todos, vaya, han bebido de los aciertos y desvaríos de Michael.
Es fácil decir que estaba de capa caída, que tuvo problemas de todo tipo, y los económicos le hicieron aparecer de nuevo. Esto último no lo creo. Los Stones, siguen en la carretera, Julio Iglesias aún duerme en una rulot de vez en cuando. Es su vida, con sus altibajos y triunfos, la que está siempre en la brecha del escenario y los focos, los fans y los acreedores, el caviar y Don Perignon, con la cucaracha del camerino. No se puede vivir de otra manera si eres una estrella. Y a Michael le tocó volver, sólo que se quedó en los ensayos. Pero, he aquí la maravilla del cine, sus fans no se quedarán sin ver a su ídolo en su último (?) festival de colores.
Promete romper taquillas en todo el mundo, habrá algún empujón en las colas, y sobretodo tipos disfrazados de negro con el brazo escayolado de purpurina y calcetines blancos. Creo que Michael añoraba el colegio de la infancia, por lo de los brazos escayolados y los calcetines níveos. Me pregunto si algún gorila de discoteca le hubiera prohibido la entrada.
viernes, 30 de octubre de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario