domingo, 25 de octubre de 2009

Milagro en Milán

Unos amantes que por amor quieren cambiar de raza, el sorteo de un pollo entre indigentes, unos coches enormes que entran en el poblado de chabolas. Bueno, todo es genial en la película. No contaré el final. Leí rumores que el guionista era en realidad una mujer, con pseudónimo masculino. Cine con mayúsculas. Hay que verla, amigos, en una tarde fría, con una manta en el sofá, buena compañía y copa de Chivas.
Desde el principio, va hilando una historia ingenua: la lucha de clases. Como todos sabemos quien gana en realidad, aquí tampoco lleva a engaño al espectador, simplemente juega con nosotros y hace divertido lo triste. O al revés.
Es la Italia de los años más duros, donde el cine, la creatividad dio sus frutos. Contaban que el neorealismo, donde ubicamos la obra, dejó de funcionar cuando los guionistas consiguieron ganarse la vida y comprarse un coche, pues dejaron de pisar la calle, su fuente de vida. El o la guionista de Milagro en Milán, cosechó grandes éxitos en tantas otras películas como "Roma cittá aperta" o "Una jornada particular". Corriendo al Carrefur a comprarla! (No me lo creo ni yo).

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