martes, 3 de noviembre de 2009

José Luis López Vázquez


No hubiera sido raro encontrarlo sentado en cualquier casa, pasar y saludarlo. Un icono de una parte de la historia y del cine de un época. A mí, qué queréis que os diga, me gustan y valoro enormemente esas películas de Bardem, Berlanga y tantos otros no tan conocidos. A estos actores, técnicos y directores les movía algo especial, una voluntad de progreso necesaria en la sociedad, algo así como una demostración de aptitud, de validez frente a un todavía nuevo medio de creación artística. Eran unos valientes, pues los medios eran pocos y el viento en contra la mayoría de veces. El resultado de estas obras de bajo presupuesto tenemos que cotejarlo con la gran dosis de profesionalidad de los actores en primer término. Me interesan las películas de los 60 especialmente. Me fijo en las ropas, los coches, la arquitectura, el lenguaje, el humor casi siempre blanco. "La gran familia" es un peliculón, que aconsejo por muchos motivos, principalmente por uno llamado cine. En ella, López Vázquez, qué voy a decir...
Rollos melancólicos aparte, en este tipo de películas, no se hacía nada diferente de lo que hace Spielberg: emocionar. Personalmente, Spielberg no me dice nada más que se nota un gran presupuesto, diferentes equipos de dirección y rodaje, guión maniqueo, y otras lindezas, pero ese es otro capítulo. Buenas tardes.

domingo, 1 de noviembre de 2009

Maratón del terror

Mil gritos tiene la noche. Y cuatro pelis de miedo más. Se necesitaba un arsenal de chucherías, una pandilla de amigos o una novia con las hormonas a flor de piel, para la ocasión.
De vez en cuando, en el mejor cine de la población, se despachaba un gran programa: 5, cinco películas de terror. O, a decir verdad, sucedáneos la mayoría de los filmes. Si teníamos una gran producción, vamos a ver... tipo "Alien, el octavo pasajero", las demás eran o bien mediocres o ni si quiera de terror, más bien de suspense alguna de ellas y de poco presupuesto las restantes.
La algarabía era constante, lo que suponía la inútil queja de algún adulto incauto.
-Haberse ido a los Verdi! (que para el que no lo sepa son los cines más "de arte y ensayo" de Barcelona).

Lo bonito era el programa gráfico con los carteles de las cinco películas a un solo color, que suele ser en estos casos el azul. Hay quien los colecciona, como todo.


Pues eso, Mil gritos tiene la noche, que ahora me entero que es una película española. Tuvo su aquel. Triunfó a su manera. Lo que recuerdo de ella es alguna tía buena. A mis 12 años... ¿Qué queréis?